
Por Antonio Valencia Salazar.
Este periódico que llega a sus manos, amable lector, nació en 1830 y prolongó su existencia con 3 ediciones hasta 1830 de formato cuatro páginas, tamaño 32 x 20.2 centímetros en papel periódico y muy gobiernista para la época.
El Baluarte, que hoy llega a su edición 50 en su cuarta aparición, tiempos modernos identificados por la más avanzada informática, volvió a reaparecer en 1837, propiamente el 15 de octubre y extendió su periplo combativo hasta el domingo 8 de abril de 1838 con el número 26; no se volvió a saber nada de él, sus directores, colaboradores, anunciadores y amigos. A todos se los tragó la historia patria.
Los redactores en las primeras ediciones fueron Luis de Pombo, Miguel Chiari y Joaquín Acosta, quienes al parecer eran los directores asociados. Al lado del cabezote “El Baluarte Nacional” aparecía la “manchette” con la original ortografía de esos años y que decía: “Son deberes de los granadinos: vivir sometidos a la Constitución y a las leyes, respetar i obedecer a las autoridades establecidas por ellas” (Art. 7 de la C.) Como los sistemas fotográficos, zincrograbados o grabados eran carísimos o desconocidos en esos tiempos de La Nueva Granada, los textos copaban toda la página a dos columnas. En el primer número, trimestre 1º. Los directores saludaban la anunciada aparición del periódico La Bandera Nacional Granadina, el cual, efectivamente, apareció “22 días después, mes de octubre del año del Señor de 1837, «con el cual entró en polémica, pues esa gaceta comenzó a criticar al gobierno de turno. Por eso el Baluarte Nacional en otras ediciones, preguntaba a su rival cuáles eran las mayorías de la oposición en las Cámaras legislativas. En el “prospecto” saludaba a los diez individuos directores de ese medio integrados en sociedad. En páginas interiores reproducía la carta de Cicerón a Mario y al final de la cuarta aparecía el “impreso por J.A. Cualla”.
Había igualmente una guía para el lector: “El Baluarte Nacional saldrá en adelante todos los domingos i se recibe suscrición a él en esta imprenta en la tienda del Sr. Antonio Vélez a valor de dos reales el trimestre, los primeros números sueltos se venderán a real”. (Se conserva la ortografía original).
Continuando la pelea con su colega La Bandera Nacional decía El Baluarte, “Ténganse todos, todos envainen si todos quieren quedar con vida”, con referencia a los ataques que hacía su oponente a la administración de turno.
Para esos años era de buen recibo en los periódicos reproducir escritos de los poetas latinos y los escritores helenistas de la Grecia antigua. Así encontramos la publicación de la Oda XIV Lb. I de Horacio, traducción del señor .J. Olmedo. También los periodistas eran aficionados a los apotegmas, publicados para incitar a los lectores a adquirir el ejemplar. “No todo lo que brilla en los muladares i estercoleros es diamante; en ellos por lo común se levantan emanaciones que resplandecen en la oscuridad de la noche i se disipan en un momento”, leímos en una de sus ediciones. Hallamos un aviso con el cual en parte se sufragaba la impresión de El Baluarte Nacional. Decía: “Las personas que quieran obras de fierro fundido como balcones, trapiches, calderas, etc. pueden dirigirse al señor Roberto Bunch presentando los diseños, dimensión de las obras que necesita o pidan, debiéndolo hacer oportunamente para dar tiempo a que se hagan los moldes; pueden fabricarse en los meses de febrero i marzo”. (Ortografía textual).
Otra curiosidad periodística fue la cita de un medio de información extranjero el cual aseguraba que “El señor Márquez ha sucedido al jeneral Santander i sigue llevando tranquilamente sus funciones para cuyo desempeño parece altamente calificado”. (General con j textualmente).
En la edición 13, El Baluarte Nacional saluda la aparición del periódico El Patriota en Popayán e incluye en sus páginas anécdotas, máximas latinas, pensamientos, reflexiones y enconados editoriales que vienen de la primera y siguen en una y dos de las interiores. Una de las reflexiones, cuyo autor es Flechier dice: “Basta una mala inclinación para hacer vicioso a un hombre; pero se necesitan muchas buenas para hacerlo virtuoso: de aquí que sean muchos más los malos y pocos los buenos”.
En su número 21 El Baluarte que había sufrido la modificación de su nombre, suprimiendo el “Nacional” de los primeros años de circulación, critica duramente al filósofo Bentham quien habla de la “confesión auricular” de la mujer que aborta sin autoridad y afirma que esto es “ir hacia atrás” en materia de conceptos y lejislaciones (ortografía original). Registra también que “248 individuos pasaron de la esclavitud a la libertad”. Y para finalizar, este dato de las últimas ediciones de El Baluarte que desapareció con la edición 26 del domingo 8 de abril de 1838: La población de la Nueva Granada”, sin contar los extranjeros emigrados es de 1.787.616 almas”. (Texto original). Hoy, la capital de Colombia, Bogotá, tiene una población estimada de 9.500.000 feligreses. Mucho ha cambiado en el laps
El Baluarte fue diario de provincia, sirviendo socialmente a Cundinamarca
Lo que más tarde sería el diario que Usted lector amigo tiene en sus manos, edición 50 conmemorativa de una ardua lucha por la información veraz al servicio de la comunidad bogotana, nació en abril de 1993 con el nombre de El Silvanense en la población de Silvania. Es el antecesor de El Baluarte de hoy y alcanzó siete ediciones y como siempre ocurre con la prensa de servicio social, murió en octubre de 1997 por falta de incentivos publicitarios y recursos economicos.
El Silvanense se ocupó en su corta vida de todos los acontecimientos regionales y sirvió los intereses de las gentes de la Provincia de Sumapaz con una edición de dos mil números mensuales… o cuando se podía, cada dos meses.
Siempre con la dirección de Álvaro Enrique Sánchez Carrillo, El Silvanense se extinguió y el “entable tipográfico y de administración” se trasladó a Fusagasugá con su propietario. La primera edición de El Silvanense traía títulos en su primera plana como “Prehistoria de Silviana, Chibchas, Sutagaos y Usatamas; Problemas: Incomunicados, una foto de la casa del fundador de Silvania y tres avisos pequeños.
En Cundinamarca
Con mucha nostalgia por El Silvanense, apareció El Baluarte, sucesor de aquel y con el número 8, año 2 en diciembre de 1994 con un valor por ejemplar de $200 pesos y un tiraje de 6 mil ejemplares, tamaño tabloide y difundido desde Fusagasugá para todo Cundinamarca. A un ladito del cabezote de El Baluarte se leía en logo menudito El Silvanense, algo así como un colono extinto en esta lucha quijotesca del periodismo regional.
El Baluarte en esta primera edición departamental, hablaba de orden público y política y fue bien acogida entre los pobladores de Fusa y sus entornos. Constaba de doce páginas, algunas a color e información diversa. En su edición novena tituló: “Atraco, persecución y muerte de Silvania a Soacha. Vendió más de mil números. La edición 10 gozó de poca acogida pero las sucesivas despertaron esperanzas. El número 11 se vendió como pan para el desayuno e inclusive llegó a Ibagué. Las gentes reclamaban la información que tituló en primera “Capturadas Narcotraficantes en Fusagasugá”. Hay una serie de anécdotas sobre esta crónica. Una de las sindicadas, ya libre, se presentó en persona al director para comprar algunos ejemplares. Y continuó su ascenso con sus publicaciones de crónica roja en la provincia. “Capturados expendedores de basuco en Ibagué” fue un título que le abrió ventas en la Capital del Tolima. Como todo lo bueno no dura, con la edición 18 acabó la publicación departamental, pero publició El Baluarte en su primera un titular de batalla: “Cae César Manrique”, que era alcalde en Fusagasugá y era amigo del narcotraficante Justo Pastor Perafán, con quien aparecía en la foto de media página blanco y negro y otros compañeros. Esto originó un atentado contra la vida del naciente periodista Álvaro Sánchez Carrillo quien se vino a Bogotá para salvar su vida y la idea del periódico.
En Bogotá
Con vocación de periodista Sánchez Carrillo instaló un pequeño negocio en Bogotá, pero su verdadero destino estaba en El Baluarte. Tras algunos escarceos comerciales volvió a la palestra y en una cuarta época salió a la luz pública El Baluarte en edición formato pequeño, algo así un poco más de dieciséis avo de pliego. Su primera página rezaba: Año 1 agosto 5 de 1998. Desde agosto se volvió cultural hasta la edición 10, luego varió su contenido y su formato: ahora es tabloide editado en rotativas, procesado en computador. Es un periódico de denuncia a favor de los dineros del erario público, que son de la comunidad. Con esta edición 50, otea otro futuro más promisorio.
El Baluarte tiene ya ganado un premio: Orden Civil al Mérito Periodístico Álvaro Gómez Hurtado, instituido por el Honorable Concejo de Bogotá y entregado por las directivas al periodista Álvaro Sánchez Carrillo en ceremonia cumplida en la sede social de la Corporación el año anterior. Ha concursado además en el CPB la noche de los mejores, premios de periodistas para periodistas. En sus páginas figuran escritores e informadores de prestigio nacional, con comentarios sobre el Baluarte.

