En la Santafé colonial, un joven enamorado mató en franca lid al padre de su novia. Temiendo represalias de la familia y de las autoridades que se dieron en su búsqueda, este santafereño huyó hacia los Cerros. Se refugió en una de las tantas grutas que tienen estas montañas. No solo le sirvió de refugio sino que en ella encontró joyas estatuillas en oro y otros objetos de valor. Con estos tesoros y un venado de oro con incrustaciones de esmeraldas, costeó su viaje a Europa, hizo fortuna y regresó para casarse con su antigua novia. Poco tiempo después volvió a la gruta pero todo resultó en vano. Otros “guaqueros” lo imitaron sin hallar rastros de tesoros.
El Cerro de Monserrate y santuario del Señor Caído, se refunden con la historia de la fundación de Bogotá. 469 años de nacimiento ostenta la capital de Colombia y tal es la presencia de las montañas tutelares de la antigua leyenda. Pero ellas tienen la edad geológica de la Tierra, por decir lo menos.
Unas siete generaciones de bogotanos han poblado los Cerros. Muchos peregrinos se asentaron allí con sus familias y cultivaron sus parcelas.
Juan Rodríguez fue uno de ellos. Sus familias nacieron en los Cerros. Ese mágico lugar fue el aposento de sus mayores cuyas raíces se remontan a 360 años por lo menos. El padre trabajó 50 años en el Funicular y fue pionero del Teleférico.
La fe católica el impulso al turismo religioso
Se cuenta que en 1915 varios españoles hallaron en cavernas del Cerro de Monserrate un lienzo con la imagen del Señor Caído. Hicieron varias réplicas y encargaron 3 estatuas; una se quedó en la capilla tal como se le conoce hasta el día de hoy. En 1942 el obispo Monseñor Gregorio Nacianceno Ocampo ordenó construir el Funicular contando con el concurso de ingenieros suizos. Esta obra de la más osada imaginación fue remodelada con ocasión de la visita de Pablo VI en 1968; allí llegaron cerca de dos millones de peregrinos utilizando el sistema de transporte férreo y por el antiguo camino de herradura. Cien pasajeros se desplazan en el Funicular, cubre tres metros por segundo su velocidad y recorre un kilómetro en tres minutos. Su carrilera tiene un desnivel de 80.5% y el túnel en la roca viva es una de las obras de ingeniería más arriesgada con 257 metros de longitud. Labrado a mano y cincel en varios años.
Pero el gran visionario del Cerro de Monserrate como lugar de peregrinación de católicos de todo el mundo, fue monseñor Carlos Vargas Umaña, acaudalado sacerdote quien le dio empuje a la famosa obra. Se le recuerda con cariño pues hizo construir una escuela en lo alto, con la colaboración de los “discípulos de Cristo”; dio alegría y educación a miles de niños y niñas y alimentos a diario a esos párvulos. Viajó al exterior y pensó en la construcción del teleférico con ingenieros suizos y capital colombiano, sueño que se hizo realidad. La canastilla aérea viajaba con 40 turistas y duraba en el trayecto 5 minutos. Posteriormente fue ampliado.
El Cerro de Monserrate es lugar de peregrinación diaria, por devoción o paseo turístico
En la administración de Hernando Durán Dusan, el camino de herradura fue adoquinado. Se hizo una larga escalera, uno de los pocos trabajos ejecutados en el Cerro de Monserrate por el gobierno de Bogotá, para mejorar el nivel de vida en este entorno. Hasta hace algunos años el agua era bombeada a un tanque en la mitad del cerro desde la estación del teleférico y luego a otro tanque más arriba de la iglesia. El cerro pertenece a la Arquidiócesis de Bogotá, los habitantes cancelan derechos a la capellanía y a su vez, ésta al gobierno de la capital.
Datos curiosos: por lo menos 3 mil deportistas hacen sus recorridos a la semana al Cerro de Monserrate y sus alrededores contando con el Parque Nacional, norteamericanos y costarricenses son los más adictos turistas. Los cristianos van en busca de milagros para sus dolencias y situaciones difíciles por falta de dinero. Otros van a agradecer al Señor Caído sus favores. El Cerro de Monserrate es un pulmón de Bogotá, como el de Guadalupe. Hay restaurantes de cinco estrellas y otros menores. Los incendios han hecho presa de su escasa vegetación.
El Cerro de Monserrate es lugar de peregrinación diaria, por devoción o paseo turístico. Ha sido inspirador de romances… pasillos y música antañera.

