Mostrando historia de vida mediante el programa “Barrios Vivos” de la Secretaría de Cultura.

En el corazón del barrio Egipto, un sector de Bogotá que durante mucho tiempo cargó con el estigma de la violencia y la marginalidad, emerge la historia de Fredy Piraquive, conocido artísticamente como Yaga Flow. Este artista de 42 años, a través del hip-hop, no solo transformó su propia vida, sino que se convirtió en un faro de esperanza para su comunidad, demostrando que el arte puede ser una poderosa herramienta de transformación social.

Mientras la violencia acechaba a muchos jóvenes de su entorno, Yaga Flow tomó una decisión crucial: darle la espalda a ese camino y abrazar el arte. Encontró en el hip-hop un canal para expresar sus vivencias, sus inquietudes y su visión de un futuro mejor. Su música, cargada de mensajes de incidencia social, se convirtió en un diálogo constante entre las bandas del barrio, insistiendo en la fuerza del arte como alternativa a la violencia.

«Dejar la violencia» se convirtió en un lema para Yaga Flow, quien a través de iniciativas como el turismo hip-hop comunitario, busca resignificar el relato del barrio Egipto, mostrando otra visión del territorio a través de la danza y la cultura hip-hop. Su compromiso con la comunidad lo llevó a crear un medio de comunicación dedicado al hip-hop, transmitido todos los sábados y domingos a las seis de la tarde en su página de Facebook, bajo el nombre de «Programa Z17 Hip-Hop Cultura». Este espacio se ha convertido en una plataforma para difundir el trabajo de otros artistas y promover la cultura hip-hop en todas las edades.
Yaga Flow no se conformó con su propio crecimiento artístico. Consciente del impacto que la violencia tuvo en su barrio, se dedicó a ofrecer talleres de formación en rap, brindando a otros jóvenes la oportunidad de encontrar en la música una forma de expresión y un camino lejos de la delincuencia. Su trabajo ha trascendido las fronteras del barrio, llegando a colaborar con instituciones como el Museo Nacional en proyectos de escenografía.
El impacto de su trabajo es innegable. Gracias a iniciativas como las de Yaga Flow, apoyadas por la Alcaldía local de La Candelaria, la Secretaría de Cultura, la Junta de Acción Comunal y otros líderes del sector, el barrio Egipto ha comenzado a escribir una nueva historia. La música, la pintura y otras expresiones artísticas se han convertido en motivos para alejarse de la violencia que marcó a generaciones. Hoy, muchos jóvenes y sus familias han descubierto que se puede vivir dignamente a través del arte.
La historia de Yaga Flow es un testimonio inspirador de cómo el arte puede transformar vidas y comunidades. Su dedicación al hip-hop, su compromiso con los jóvenes de su barrio y su incansable labor por promover la cultura como alternativa a la violencia, lo han convertido en un referente local y nacional. Su ejemplo da esperanza a las nuevas generaciones, mostrándoles que existen otros caminos, que se puede construir un futuro mejor a través del arte y la cultura. La preparación para la Fiesta de Reyes, la venta de camisetas y pocillos, son solo una muestra más de su espíritu emprendedor y su deseo de seguir construyendo un futuro mejor para su comunidad.
Yaga Flow: Un artista que prefirió el micrófono a las balas, dejando un legado de esperanza y transformación en el barrio Egipto.

